sábado, 6 de noviembre de 2010

divina palabra


En medio del infierno, maravilla
que así palabras maestras me narraran,
echando raíz estoy en esta silla.

Como si propias manos me cantaran
debajo y a través del libro, vienen
los versos que iluminan, y no paran.

El nutritivo encanto que deviene
me recuerda y confirma lo que siento:
que sólo la palabra me sostiene.

Y que llegando a mí en medio del viento
devuélveme el contorno y la existencia
sanando los antiguos desencuentros,

llenando de sentido y de conciencia,
hilando la razón y, haciendo lazo,
ornándose también en la elocuencia.

Allí donde no hay suelo es ella un paso,
un puente entre los bordes del abismo
que es corazón del corazón que abrazo.

Palabra me hace amigo de mi mismo.
Palabra desde antiguo que es mi madre,
la que habla y me rescata del mutismo.

Calor llega de Dante, cual de un padre.

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