miércoles, 24 de noviembre de 2010

y



Salpicar


Aunque sola


Decir hasta la huella


Si esa mancha no sale, que sea mía


Zarpo, rodillas al barro abandono Prudencia


Mis pies ya temieron demasiado, ayudame a exhalar


Le pesaré al suelo ¿qué tan leve pretendía más que el aire?


Un gesto cierto de la mujer que soy si no evito estar, si no levito


Tomo en mis manos la imperfecta senda, la mano pincel y testimonio


¿Se me dio por existir y ocupo espacio?  No… Me tocó vivir y no me niego


¿Y si por una vez usara las mangas blancas para secarme la boca de jugosa fruta?


O ni siquiera y más gotear hasta la tierra, como salida del mar de mi principio, renacida.

lunes, 22 de noviembre de 2010

amiga



¿Viste cuando los pájaros pierden sentido?

No.

Así mis pies.
¿Y cuando se vacía la noche?

No.

Si me conocieras.
¿Viste los jardines todos secarse en tu retina?

No.

Invierno que no avisa.
¿Conoces el ningún lado del ausente?

No.

Mi casa.
¿Sabes la soledad, amarga tinta?

Sí.

martes, 16 de noviembre de 2010

gracias


Manantialmente descubro
que en lo antiguo
una voz me dio la mano
tibia.

Los remotos versos
me encontraron,
releí 
la noche que yo era.

Crucé el puente
de todas las palabras
y una vi
decirme bienvenida.

La fosa que salvaba
era profunda.
La vida que salvaba
era la mía.

martes, 9 de noviembre de 2010

instrucciones

1) Acuéstese boca arriba, bajo un cielo diurno abierto.
2) Abra los ojos.
3) Deje que el cielo entre por los ojos, bañando su cráneo por dentro.
4) Imagine un desagüe justo donde apoya su cabeza, por el cual se va todo lo que no es cielo.
5) Decida que eso que se va es nutritivo de algún modo para la tierra.
6) Abone la tierra.
7) Observe cómo las aves en su vuelo, cosquillean su retina.
8) Sepa que esas aves también están en el fondo de sus globos oculares.
9) Siga.
10) Siga.
11) Siga hasta no saber si el cielo es una bóveda lejana, un plano cercano o el interior de su propia cabeza, celeste.
12) Duerma.

sábado, 6 de noviembre de 2010

divina palabra


En medio del infierno, maravilla
que así palabras maestras me narraran,
echando raíz estoy en esta silla.

Como si propias manos me cantaran
debajo y a través del libro, vienen
los versos que iluminan, y no paran.

El nutritivo encanto que deviene
me recuerda y confirma lo que siento:
que sólo la palabra me sostiene.

Y que llegando a mí en medio del viento
devuélveme el contorno y la existencia
sanando los antiguos desencuentros,

llenando de sentido y de conciencia,
hilando la razón y, haciendo lazo,
ornándose también en la elocuencia.

Allí donde no hay suelo es ella un paso,
un puente entre los bordes del abismo
que es corazón del corazón que abrazo.

Palabra me hace amigo de mi mismo.
Palabra desde antiguo que es mi madre,
la que habla y me rescata del mutismo.

Calor llega de Dante, cual de un padre.

viernes, 5 de noviembre de 2010

ahorita


Cáspita, en tu huerta grande
de libertad no alcanzo el nombre
que te nombre.

Si dejo suelta la trama de mis hilos
suspiro inexacta
toda la mañana que no pude.

¿Sostiene tu cuerpo este perfume?
¿Es
tu cuerpo?

…O los vecinos te recuerdan
todo lo que no hiciste
con su odiosa algarabía…?

No quiero felicitar a nadie.
Más bien quiero enterarme de esta mugre
y bendecirla.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

alba


Manto nuevo para el árbol
nace.

Las hojas se disparan
y van torpes al brillo
probándose un incendio
arrebatadas.

Arriba la luz
aun sin colores
despliega  su estridencia para el día.
Todo semejante a su estallido.

Todo se parece al sol de la mañana.

Pero un amarillo inmediato se despierta
y se queda con el verde
y con los pájaros,
a decir la hora.

Así es que se retira el centelleo.
Así es que se serena la mirada
y en el árbol
quedará el verde sin fiesta.

Manto nuevo para el árbol
cambia.