Los edificios altísimos
se inclinaban hasta tocar el suelo con sus terrazas
se doblaban haciendo estallar las ventanas.
Los gigantes colapsaban muy cerca mío, sin tocarme, lentos.
Una vez más en esa casa en la que no creció el amor, me sueño
para espiar cómo hubiera sido, verme paralela sombra mía,
no reconocerme y volver pronto ya despierta.
Los lugares de los que me fui siempre me persiguen con mensajes.
Allí donde dejé de amar es un lugar que me interroga
como si una flor viva y una muerta dialogaran.
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