sábado, 5 de marzo de 2016

La vasija



Este es mi cuerpo.
No el que debería ser,
no el que cabe al maniquí.
El mío,
el real, el que más tengo.
Al que el tiempo surca y merodea,
al que le pasa y pasa la vida.
Mi medio de transporte.
Cierto sitio.
Habitado por música, dolores,
cicatrices, flores, noches,
muertes y abrazos.
Esta es la casa
que ha mutado y retorna
del escalofrío al espasmo,
del mar a la distancia,
del sueño al agua tibia.
Y que volverá un día
del vértigo 
al descanso entre raíces.
Me niego al anticuerpo
que no cumple jamás
con el espejo,
me niego a la vergüenza
y me reconozco entera.
Hasta las manos.