Volvés a la corriente que no se detiene.
A las estrellas, al árbol,
al silencio musical del Universo.
La partitura del camino
te reintegra.
Volvés a lo que nace sin pausa.
Tiempo es de esperar
hasta inhalar otra vez la vida.
Tan cierta
como la luna cuando no la vemos.
Volvés a tomar impulso
al océano
y pienso
en el brillo de tu próxima
rompiente,
tu futuro acantilado.
Sos una presencia de siempre,
todos pudimos verlo.
Tu día siempre trae soles anteriores.
Tibia, profunda, luminosa.
Intangible y contundente esencia
de tu abrazo:
sabor, cariño, melodía.
Tu prisma sonrisa
tan humana
sigue en todo.